Nada nos ataba a la tierra
Ni fuego ni río ni árbol
Nada nos sujetaba al cielo
Ni cien nubes ni mil pájaros
Ni todas las estrellas con sus astros
Vagabundeábamos arriba y abajo
Aquí y allá . Ida y vuelta
Éramos oscuro barro y luz diamante
Éramos muy cerca y bien lejos
Éramos un ángel y un diablo
Deveníamos zigzagueantes
Sin temor y sin vergüenzas
Nos sabíamos finitamente eternos
¡ Qué destino el de los años !
Hacer de nuestras almas un barco anclado . . .
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